lunes, 1 de enero de 2001

anexo, la cifra que faltaba


"¿Sabes? La ignorancia, es la felicidad." - Mátrix.



La “cifra” que faltaba.

Después de mucho tiempo he decido añadir esta entrada a la página de Claudio Naranjo.

Se quedaba coja; esta página se quedaba coja. Parece que he querido captar situaciones y ambientes en los que recojo unos fenómenos, un poco a lo Castaneda. ¿Personas que echan rayos por los ojos? Parece sacado de la guerra de las galaxias.

La guerra de las galaxias, la fuerza. Tal vez tal cosa no esté tan lejos de la realidad. Pero vivimos en esta realidad. Y aunque seguramente para entresacar la verdad de estos escritos hay que quitar mucha paja, ¿Qué es lo verdaderamente importante?

La ignorancia es la felicidad.

El personaje de Cifra, en la película Mátrix, lo dice muy claramente. Mientras suenan suavemente las cuerdas de un arpa... El sonido del olvido. Hay que vivir una gran mentira para estar media vida sin ver en quién se ha convertido uno.

Creo que hay dos puntos fundamentales en este personaje. Trínity no le ama, lo cual hace que su existencia, sea donde sea, se haga insoportable. 

Si profundizamos más, el mismo cifra es quién no se permite ser amado. De hecho prefiere vivir una mentira antes que abrirse y aceptarse, y aceptar que es merecedor de ser amado.

Por otro lado está la cuestión de que prefiere vivir una mentira, de hecho pide ser alguien famoso (“como por ejemplo un actor”). Y hay que estar muy ciego, o ser un actor muy bueno para estar escondido de uno mismo, y no ver la propia realidad.

Desde luego el papel que se representa es de ser alguien inteligente. Muy inteligente. Pero para ello tiene que haber un público, porque a solas, a solas es cuando el tormento se hace patente. Y el propio dolor tiene que ser apagado, con la ignorancia.

No importa si el personaje de Cifra vive conectado o desconectado de la Mátrix. El núcleo de su vida es un error. El no aceptarse tal como es. Seguramente una vez reinsertado no sería más feliz de lo que ya era en realidad.

Vivimos en un mundo muy denso, donde cuesta mucho hacer las cosas. Pero supongo que estamos aquí por alguna razón, y tenemos que vivir. El cómo y el con quién todavía están por escribir. No los tengo nada claros.

Creo que en estas páginas tengo un vislumbre de lo que puede ser, estar fuera de la Mátrix. Se me concedió echar este vistazo al otro lado, por accidente. No lo concibo de otro modo. Pues era demasiado pronto. En ese momento no hubo más remedio.

         Recientemente he podido ver ciertas cosas. Un nuevo vislumbre. Pero creo que se me da bien ver cosas, desde una perspectiva inusual. Dicen que para ser un buen sanador, hay que tener los pies firmemente asentados en el suelo. Yo no los tengo así.

          Manejar ambos estados a la vez. El ordinario y el no ordinario. Normalmente eso, solamente está reservado a alguien que se vale bien en el estado de conciencia ordinario, es decir, en la normalidad. Diría que la pregunta implícita se descarta a sí misma.

           Tal vez lo que quisiera es recuperar mi vida, aún cuando mi vida se caracterizaba por la inconsciencia.





          Tal vez esa pregunta no sea la pertinente después de todo. En cualquier caso he demostrado tener un volcán en mi interior.

              Un abrazo de lobo a todo aquel que lea estas líneas.