¡Hay que trabajar!, con el Dr. Claudio Naranjo.




         Con sinceridad, todavía hoy tiene plena vigencia. Tal vez ahora más que nunca:




...Cuando aquella noche, al hacer los ejercicios de eneagrama, nos dispersamos, yendo cada uno por libre en aquella sala. Me separé esperando a ver qué hacíamos en cuanto reanudásemos la actividad.

Escuché a mi lado, con voz firme, impersonal, dicha al aire con convicción: ¡Hay que trabajar!

Claudio Naranjo estaba a mi lado y había dado ese mensaje. Y aunque estaba conmigo, su tono fue como expresar en voz alta una verdad que había de ser expresada.

No se dirigió a mí directamente pero lo que dijo fue para que yo lo recogiera. En ese momento estábamos él y yo. ¿Habría visto algo que tuvo que decir de ese modo ante mí?

Me quedé extrañado. Bastantes cosas estaban sucediendo en mi interior, que no eran parte de una actividad diaria, sino "malos rollos". ¡Y tanto! La catatonia surgía en aquellos tiempos. Y sí, el trabajo.

Algo pasa con el trabajo. Todavía veinte años después tiene vigencia esa expresión de Claudio, al lado, con convicción: 


¡Hay que trabajar!



Debía ser el primer día de trabajo después de haber llegado a Babia e instalarnos. Tal vez el segundo día. Pero no importa mucho situar en el tiempo lo que quiero contar. En esos cuatro días que pasamos en ese lugar de Almería, recuerdo pequeños detalles.

Como la expresión de Claudio Naranjo cuando lo vi por primera vez. Estaba haciendo algo, su expresión al entrar a dar la primera charla era concentrada; como reuniendo fuerzas en su interior para emplearse en su tarea antes de empezar...

No recuerdo nada de los tipos de personalidad, hace tanto tiempo de aquello. Pero recuerdo las situaciones en las que estuve, y Claudio y yo hablamos algo. Fueron pocas palabras y no entramos en ningún tema personal más que el propio del que nos había reunido a todos allí, que era estudiar los tipos de personalidad con su supervisión. Sucedieron cosas. Pero en ningún momento sentí nada más que el desapego que facilita que la terapia suceda.

Creo que puedo sentir cierta afinidad por la figura de Claudio Naranjo en cuanto a personalidad. También es cierto que doy mucho poder a las personas que van precedidas del calificativo de maestro. O que "enseñan" algún tipo de sabiduría. Así pude comprobarlo con Mª Adela Palcos muchos años más tarde. Y Con Claudio supongo que sí le otorgué mucho poder.

Aun con sugestión o sin ella la figura de Claudio tiene su magia propia, mucha fuerza, suceden cosas donde está él. En cualquier caso Claudio respecto a mí se comportó con desapego y después de todo tampoco cambiamos muchas palabras.