La queja. Y otros oscuros pasajeros...



          Hace poco le pedí a mi psiquiatra un cambio de medicación. Él me dijo que no era el mejor momento, pero acordamos que podíamos llevar a cabo el cambio a instancias mías. El cambio de medicación lo he dado en un momento de cambios. Y siguen habiendo cambios. 

          La medicación me ha permitido sentirme más. Sentir como mías las partes de sombra también. Hay un núcleo que detectó Claudio Naranjo y que más de veinte años después es pertinente. Necesito trabajar. Pasa algo con el trabajo. 

          Esta medicación me pone en contacto con mi necesidad de trabajar. Y al realizar lo que sea, libero fantasmas que estaban atados. Ya es hora de que salgan. Aquí en este texto describo una situación real con mi psiquiatra. Tal como yo la cuento. Luego divago tal vez, relatando creencias, ideas nucleares que no suelo contar a nadie. Aunque no son nada nuevo.

          Lo que sería nuevo es que los oscuros pasajeros saliesen a la luz, por fin, y ver su rostro. Poder transmutar mis demonios, verlos, tenerlos ante mí y decir: "Yo te conozco". Solamente hay una forma de realizar esto y me la indicó en su día Claudio Naranjo de forma muy sucinta. Pero aquí viene la descripción:


          Iba por la calle, caminando... 


          Paso revisión psiquiátrica regularmente y me dirigía a mi centro de salud. Cuando camino por la calle siento cosas. Nunca me lo había planteado así... En cualquier caso no es cuestión de hablar aquí de cómo voy por la calle.

          Lo que sí diré es que aquel día iba caminando por la calle, en dirección a la consulta de salud mental y yo era una queja. Todo el recorrido que fui caminando... me sentía queja, mi pensamiento era queja. Lo que podía sentir en mí era queja, en todo lo que podía reconocer como mío era queja.

          No me jodas. Estuve viendo la queja. La observé, la reconocí como mía; el oscuro pasajero. Tal vez el oscuro pasajero pueda ser otro... Puede que en mi interior existan cosas como una gran tensión, enfado, cosas negativas. Mucho prejuicio tal vez todavía por revisar... Hay oscuros pasajeros en mi interior.

         Pero tal vez la forma en que sale toda esa tensión, todo ese enfado, es la queja. Acompañé la queja durante todo el camino a la consulta. 

          ¿Yo era la queja y la queja era yo? O tal vez, tan solo nos acompañamos el uno al otro. Cuando llegué a la consulta, le dije a Chema, vengo caminando ...y he visto que todo yo soy una queja.

          Chema no lo pensó, me dijo: Sí, todo tu eres una queja.

          Chema es un psiquiatra muy centrado, muy prudente. Con el que puedo hablar hasta cierto punto de mis cosas. Es una persona muy coherente. Me lo reflejó, sin necesidad de pensarlo. Todo yo soy una queja. 

          Soy muchas otras cosas. También. No me ha ido muy bien antes de enfermarme (me fue muy mal en realidad). No pedí ayuda. Y después, la enfermedad ha sido fuerte. He pasado por experiencias muy fuertes. Me gustan las experiencias fuertes, lo reconozco. Experiencias interiores raras.

          La vida suele traer cosas. Las cosas simplemente suceden. 


          Pero entiendo que la vida tiene una justicia implícita... aunque no resulte evidente en un primer momento. No tiene que haber una razón. Pero sí una justicia. Y la vida da. Tal vez yo quise pasar por lo que he pasado. De algún modo. Tal vez yo me preparara concienzudamente, en otro sitio, para vivir. 

          Son ideas metafísicas que resuenan en mí. Pero por resonar, sé que estaban en mí, antes de que nadie me hablase de metafísica. Hay cosas que nos dicen, que nos recuerdan lo que ya sabemos. La metafísica o cualquier otro concepto los tomo como herramientas. Me gusta experimentar.

          Algo que dice la metafísica es, quiero esto, no acepto aquello... Bajo la gracia, y de manera perfecta. Es importante decirlo de un modo correctamente expresado. Por lo menos que quede claro que es para el bien.

          Quiero esto, no acepto aquello... Resulta muy útil decirse a uno mismo, no acepto esto. No aceptar algo en la propia vida es importante. Y hay que decirlo, con suavidad, con firmeza. RT Metafísica Elche.

          Los experimentos, han sido dejar vagar la mente... Aunque mi mente está tan tocada que no puedo meditar; no puedo acceder a un distanciamiento... me confundo a mí mismo con mis pensamientos. 

          Pero yo no soy lo que pienso. El pensar es una facultad del ser. Tal como lo son actuar y sentir. El ser tiene facultades tales como pensar, actuar, sentir. Tal como me explicó Joman Romero. El error es confundir lo que YO SOY, con lo que es una de mis facultades.

          He cambiado la medicación, y en el proceso he podido sentir toda la tensión que hay en mi interior... Es útil echar un vistazo a lo que se lleva dentro y que las medicaciones tapan. Reconozco esta tensión como mía.

          Estoy enfadado. 


          Ha sido duro. Tal vez mucho más de lo que era necesario. Pero si he pasado por ello, tal vez es que haya debido pasar por ello. Así que estoy enfadado. Pero quiero mi enfado. Quiero mi enfado, tal como quiero la queja.

          Tal como una enfermedad nos habla de lo que hemos de solucionar en nuestra vida... Esa queja, ese enfado. Puede que se resolviesen en enfermedad. Y para resolver la enfermedad, haya que hacer algo con la queja y el enfado. Aceptarlos, vivirlos. Moverlos, y bailarlos.

          La queja y el enfado son creaciones mías, son mis hijos. Puede que no me guste, o que me hagan la vida difícil. A mí y a los demás. Tal vez soy adicto a mis emociones. Pero creo que debo, quiero permitirme sentir este enfado. Darme permiso para hacer algo que sé que está "mal". O aceptar que en mí pueden estar estas emociones.

          Si lo que quiero es encontrarle un sentido. Si lo que me dijo Claudio es cierto... Me queda mucho por pasar. No se trata de que vaya a pasarlo mal otra vez, que en la vida siempre vienen cosas. Creo que me falta seguir viviendo con esto. Vivir el día a día con esto. Aceptar en mi vida a mis oscuros pasajeros.

          Si por algún albur del destino trabajo, como necesito. Será para que estas creaciones mías ocupen su lugar. Para que se vayan, o para que se queden. Por lo menos recuerdo lo que me dijo Claudio: ¡Hay que trabajar!